Se renuevan las denuncias por la aparición masiva de trapitos en algunas zonas de la Ciudad: amenazas, el maltrato y la ocupación de las calles para cobrar por el estacionamiento.
En esta ocasión, el barrio de Belgrano fue el epicentro de las denuncias.
La ONG «Defendamos Buenos Aires» (Blog –Facebook) reunió diversos incidentes que incluían la participación de los cuidacoches en la zona. Hace unos meses aconteció otro grave incidente en Palermo, que terminó con un joven hospitalizado.
Inmediatamente, diputados porteños alzaron la voz ante el resurgimiento de un debate sin conclusión unificada. Dos representantes de la Legislatura volvieron a remarcar las dos posiciones que hoy se enfrentan: La de prohibir la actividad (PRO) y la de regularla (movida liderada por los bloques de izquierda)
El legislador PRO, Roberto Quattromano, autor de la ley que busca prohibir a los cuidacoches, aseguró esta mañana que «la oposición cuida a las mafias. En la ultima sesión del año pasado en la Legislatura, la oposición no nos habilitó la tabla para poder tratar esta ley», sostuvo Quattromano. (Recordar «Las que no fueron», las leyes rechazadas en el final del periodo 2014)
Y agregó: «Estas mafias ya no sólo aprovechan grandes eventos como recitales o partidos de fútbol sino que ahora invaden la cotidianidad de las familias. Ya no estamos hablando de casos puntuales sino de una problemática diaria de los porteños».
«Nosotros hemos trabajado fuerte en la ley. Invitamos a organizaciones vecinales a debatir y a miembros de otros partidos pero parece que la oposición prefiere cuidar a las mafias», afirmó el legislador oficialista.
Por su parte, el diputado y candidato presidencial Alejandro Bodart (MST-Nueva Izquierda) afirmó: «Delito y trapitos no son sinónimos. Hay que separar la paja del trigo entre el que cuida coches por necesidad y las mafias que los utilizan. La ‘ley seca’ ya demostró que la prohibición siempre favorece a las mafias. Para combatirlas propongo reglamentar a los cuidacoches, con un registro público, permisos revocables y control, zonas rotativas y pago voluntario.»
Bodart agregó: «Macri quiere prohibir a los trapitos por demagogia electoral, pero privatiza el espacio público al meter parquímetros en media ciudad. Además estas mafias son barras bravas protegidos por la dirigencia deportiva y política. El prohibicionismo podrá sumar algún voto, pero no resuelve ninguno de los problemas.»